El uso de la palabra “tradición” en la Biblia

Una perspectiva crítica y exegética 

Héctor B. Olea C. 


Definición y concepto de “tradición”:
El diccionario español de la Real Academia Española, nos da las siguientes definiciones de la palabra “tradición”:

Tradición (Del lat. traditĭo, -ōnis).
1. f. Transmisión de noticias, composiciones literarias, doctrinas, ritos, costumbres, etc., hecha de generación en generación.
2. f. Noticia de un hecho antiguo transmitida de este modo.
3. f. Doctrina, costumbre, etc., conservada en un pueblo por transmisión de padres a hijos.
4. f. Elaboración literaria, en prosa o verso, de un suceso transmitido por tradición oral.

El Nuevo Diccionario Bíblico Certeza nos da la siguiente definición de la palabra “tradición”: “Tradición (griego paradosis). Aquello que se transmite, particularmente enseñanzas transmitidas por un maestro a sus discípulos. El concepto está presente con frecuencia aun cuando no se mencione la palabra. Las referencias principales en los evangelios aparecen en Mateo 15 y Marcos 7, y se relacionan con la tradición judía”.


Como se ve por las definiciones que da tanto el diccionario de la Real Academia Española como por el Nuevo Diccionario Bíblico Certeza, no podemos decir que la palabra “tradición” exprese o connote en sí o de por sí un concepto negativo.
Pasemos ahora a considerar más detalladamente el uso de la palabra tradición en la Biblia.

En la versión Reina Valera 1960, la palabra tradición ocurre diez veces, todas en el Nuevo Testamento (ninguna en el Antiguo Testamento). Ocho de estas diez menciones ocurren en los evangelios, específicamente en Mateo (tres veces: véase Mateo 15:2, 3, 6). Cinco veces en Marcos: véase Marcos 7:3, 5, 8, 9, 13). Las otras dos ocasiones restantes ocurren en Gálatas 1:14 y Colosenses 2:8.

Ahora bien, la palabra griega que se traduce tradición en el Nuevo Testamento es parádosis. Esta palabra viene del verbo griego paradídomi que significa: entregar, transmitir una tradición, enseñar. De ahí que la palabra parádosis signifique “lo que es transmitido”, “tradición”. Más adelante vamos a tratar tanto el uso del verbo paradídomi como del sustantivo parádosis en pasajes en los que en la versión Reina Valera, y en general en las distintas versiones de la Biblia, no es visible.


Es obvio que en Mateo 15 y Marcos 7, vemos un uso negativo de la palabra tradición. Sin embargo, un análisis de estos pasajes demuestra que Jesús no está contrarrestando el concepto de tradición de por sí, sino el que algunos elementos de esta (específicamente propios de la corriente de los fariseos que no tenían apoyo o base en la Torá escrita[1]), se pusieran al mismo nivel que los mandamientos de Dios (que sí tenían apoyo textual en la Torá escrita) o que los suplantaran. Al respecto el Compendio del Diccionario Teológico del Nuevo Testamento afirma: “Tiene un sentido peyorativo (la palabra tradición) cuando se usa respecto a la tradición que se añade a la ley, por ejemplo, la de los ancianos en Marcos 7:3, 5, o la de los hombres en Marcos 7:8. Jesús rechaza las adiciones a la ley divina” (página 169).

Dado que la tradición judía tenía dos manifestaciones: una oral y la otra escrita, el mismo compendio del Diccionario Teológico del Nuevo Testamento afirma: “El uso (de la palabra tradición) es más global en Gálatas 1:14, pues abarca las tradiciones tanto escritas como no escritas” (página 169).

Ahora bien, dado el uso de la palabra “tradición” específicamente en Mateo 15 y Marcos 7, se ha popularizado la idea de un uso completamente negativo de la palabra “tradición” en la Biblia, quizás en un amplio sector de la fe cristiana. Sin embargo, tal situación merece una explicación, pues se sustenta, entre otras cosas, en una información incompleta.

Veamos, como ya dijimos, la palabra griega que se traduce “tradición” en el Nuevo Testamento es parádodis. Esta palabra viene del verbo griego paradídomi que significa: entregar, transmitir una tradición, enseñar. De ahí que la palabra parádosis signifique “lo que es transmitido”, “tradición”.

En primer lugar vamos a considerar el uso del verbo paradídomi en el Nuevo Testamento en pasajes de importancia para el uso bíblico y teológico positivo de la palabra “tradición”.

En 1 Corintios 11:2, 23, en la versión Reina Valera, la traducción “entregué” y “he enseñado”, son formas verbales de paradídomi.

En 1 Corintios 15:3, en misma Reina Valera, la traducción “he enseñado” es también una forma verbal de paradídomi.

En Judas 3, también en la Reina Valera, la traducción “ha sido dada”, es una forma verbal de paradídomi.

En 2 Pedro 2:21, también en la versión Reina Valera, la traducción “fue dado” es una forma del verbo paradídomi.

En Lucas 1:2, igualmente en la Reina Valera, la traducción “nos lo enseñaron” es una forma del verbo paradídomi.


Como se destaca es estos pasajes, las ideas básicas de una tradición están presentes: 1) algo que ha sido transmitido (traspasado) y que por su relevancia merece conservarse. 2) alguien que afirma que lo que él ha trasmitido o enseñado, le fue transmitido también y primeramente a él por alguien más u otra persona. 3) que los receptores de aquello que se ha transmitido (de manera tradicional) deben perseverar en dicha enseñanza o tradición y, transmitirla, en la misma manera (forma y esencia) en que ha llegado a ellos.

Este uso bíblico del verbo paradídomi, nos va capacitando para entender la realidad de una “tradición cristiana” y una fe histórica, relevante en el presente, pero con toda una historia.

Ahora, pasemos a considerar el uso específico del sustantivo parádosis aquello que es transmitido, tradición) en algunos pasajes muy relevantes para la fe cristiana.

En 1 Corintios 11:2, en la versión Reina Valera, la expresión “las instrucciones” es la traducción del sustantivo parádosis en plural (literalmente tas paradóseis). Dios Habla Hoy: “las tradiciones.”

En 2 Tesalonicenses 2:15, en la misma Reina Valera, la expresión “la doctrina”, es la traducción del sustantivo parádosis, literalmente tas paradóseis). Nótese que en este pasaje, aunque Reina Valera tradujo singular “la doctrina”, en el griego originalmente está en plural, como en el pasaje anterior. Además, es interesante hacer notar que en este pasaje se alude tanto a la transmisión apostólica escrita como no escrita (oral). Dios Habla Hoy: “las tradiciones.”

En 2 Tesalonicenses 3:6, en la Reina Valera, la expresión “la enseñanza”, es la traducción del sustantivo parádosis, literalmente, en singular ten parádosin). En este pasaje no sólo se destaca el valor tradicional de la doctrina cristiana, sino que además se exige que no se confraternice con aquellos que no se ajustan a la tradición o doctrina apostólica[2]. Dios Habla Hoy: “las tradiciones.”

Finalmente, el Nuevo Diccionario Bíblico Certeza, afirma: “La tradición cristiana en el NT tiene tres elementos: (a) los hechos de Cristo (1 Co. 11.23; 15.3; Lc. 1.2, donde “enseñaron” es traducción de paredosan); (b) la interpretación teológica de dichos hechos; véase, p. ej., todo el argumento de 1 Co. 15; (c) el modo de vida que surge de ellos (1 Co. 11.2; 2 Ts. 2.15; 3.6–7). En Jud. 3 la “fe que ha sido una vez dada” abarca estos tres elementos (cf. Ro. 6.17).

En el Antiguo Testamento (Biblia Hebrea y la Septuaginta)

En Jeremías 32:4 y 34:2, encontramos que la Septuaginta tiene el sustantivo parádosis, traduciendo formas del verbo hebreo natán, que significa: dar, entregar, instituir, nombrar, etc.

Por otro lado, es importante el uso del verbo natán al hacer referencia al recibimiento por parte de Moisés, de las dos tablas de la ley escritas por el mismo Dios (Deuteronomio 5:22). En este pasaje la Septuaginta tiene el verbo dídomi, verbo base de paradídomi, verbo compuesto. 

Quiero concluir esta breve sección destacando que el contexto en que Dios le da su ley al pueblo de Israel, por medio de Moisés, es precisamente en el contexto de una tradición (como algo que se recibe y que, por su valor e importancia, debe conservarse, practicarse y transmitirse de generación en generación; véase por ejemplo, Deuteronomio 5:22; 6:1-9; Éxodo 18:19 y 20; Levítico 18:4, 5). Es más, si algo que habría de darle unidad, identidad y cohesión al pueblo de Israel como un todo, sería precisamente la ley, en el sentido y contexto de una tradición.

Conclusiones:

  1. La palabra “tradición” no connota o expresa de por sí un sentido negativo en el diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española.
  2. Por el Nuevo Diccionario Bíblico Certeza se puede demostrar que tampoco en la Biblia la palabra “tradición” conlleva un sentido y uso bíblico negativo de por sí.
  3. El uso bíblico específico de la palabra “tradición” se limita al Nuevo Testamento, pues no ocurre en el Antiguo Testamento.
  4. Aunque la palabra tradición no ocurre en el Antiguo Testamento, hay pasajes en los que los elementos de una tradición se aluden o están presentes, véase, por ejemplo, Isaías 29:13.
  5. El Compendio del Diccionario Teológico del Nuevo Testamento también fortalece la explicación respecto a la concepción y uso de la palabra “tradición” en la Biblia, que comunica el Nuevo Diccionario Bíblico Certeza.
  6. El uso explicado tanto del verbo paradídomi como del sustantivo parádosis en pasajes en los que no se nota su uso bíblico en la versión Reina Valera (y generalmente en las distintas versiones de la Biblia), demuestra su sentido y uso positivo en la Biblia y en la historia de la fe cristiana.
  7. La palabra que se traduce “tradición” en Mateo 15, Marcos 7, Gálatas 1:14, Colosenses 2:8, es la misma que se traduce “instrucciones” en 1 Corintios 11:2; “doctrina” en 2 Tesalonicenses 2:15; y “enseñanza” en 2 Tesalonicenses 3:6.
  8. Es imposible vivir sin tradiciones, pues ninguna persona vive o existe en el vacío. Cuando hablamos de cultura e idiosincrasia, subyace indefectiblemente la idea de la “tradición” y las “tradiciones”.
  9. La palabra “tradición” adquiere un uso negativo cuando la comunidad de fe (e interpretativa, hermeneuta) entiende que hay elementos de las distintas culturas (y las demás tradiciones religiosas y teológicas) que constituyen la antítesis de las prácticas que ella considera normativas a la luz de sus textos sagrados y el cuerpo de doctrina (la tradición teológica) que históricamente la ha caracterizado. En síntesis, la comunidad de fe entiende que una tradición es negativa, y la señala en términos peyorativos, cuando llega a la conclusión de que tal tradición pretende relativizar, equipararse, invalidar o sustituir lo que ella asume como la postura verdadera, legítima y ortodoxa, a la luz de sus textos sagrados, la historia y el cuerpo de doctrinas que históricamente ha acumulado y la ha caracterizado.
  10. Lo dicho en el número nueve (9) también se aplica a toda práctica de la iglesia que la comunidad de fe afirma que no se sustenta en un mandamiento bíblico expreso o inferido adecuadamente del texto bíblico, esto siempre a la luz de su teología. No podemos olvidar el papel fundamental que desempeña la comunidad interpretativa en la formulación y concepción de lo que es ortodoxo (postura ortodoxa, correcta) o no, la que entiende interpretación correcta del texto bíblico y la postura teológica aceptable. Recordemos que es la comunidad interpretativa la que determina y marca la pauta a la hora de establecer cómo se ha de entender y asumir el contenido de ciertos textos, ya como normativo, ya como descriptivo.
  11. La iglesia tiene el deber de aplicar el principio paulino del examen previo y consciente antes de la aceptación o rechazo de una práctica o tradición determinada. Véase 1 Tesalonicenses 5:21: Examinadlo todo; retened lo bueno. (Es posible hallar aspectos positivos en una tradición que generalmente se tiene por negativa). Este consejo paulino condena el juicio a priori, sin conocimiento de causa. Lo innegable es que este análisis, cuando realmente se práctica, se hace a la luz de una determinada exégesis, una particular corriente teológica (o cuerpo de doctrina), y a la luz de una historia o tradición interpretativa peculiar y propia. Recordemos aquí lo que expresa 2 Tesalonicenses 3.6: “Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza (ten parádosin-la tradición) que recibisteis de nosotros.
  12. Es correcto y positivo hablar de una “tradición cristiana” y de “elementos tradicionales” en la fe cristiana.

Bibliografía recomendada:

1) A. Rahlfs, editor. (1935). Septuaginta. Alemania: Sociedad Bíblicas Alemana.
2) Bromiley, Geoffrey, W. (editor). (2002). Compendio del Diccionario Teológico del Nuevo Testamento. USA: Libros Desafío.
3) Chávez, Moisés. (1997). Diccionario de Hebreo Bíblico. USA: Editorial Mundo Hispano.
4) J. D., Douglas, editor. (2000). Nuevo Diccionario Bíblico Certeza. Argentina: Ediciones Certeza.
5) K. Elliger- W. Rudolph, editores. (1967-1977). Biblia Hebraica Stuttgartensia. Alemania: Sociedad Bíblica Alemana.
6) Nestlé-Aland. (2001). Novum Testamentum Graece Nestlé-Aland edición 27. Alemania: Sociedad Bíblica Alemana.
7) Neusner, Jacob. (2008). Un rabino habla con Jesús. España: El Encuentro.
8) Piñero, Antonio. (2006). Guía para entender el Nuevo testamento. España: Editorial Trotta.
9) Robertson, A. T. (2003). Comentario al Texto Griego del Nuevo Testamento. España: Editorial CLIE.
10) Schokel, Luís Alonso. (1994). Diccionario Bíblico Hebreo Español. España: Editorial Trotta.
11) Strong, James. (2002). Nueva Concordancia Strong Exhaustiva (aplicada a la versión Reina Valera de 1960). USA: Editorial Caribe.
12) Tamez, Elsa. (1978). Diccionario Conciso Griego-español del Nuevo Testamento. Alemania: Sociedad Bíblica Alemana (Sociedades Bíblicas Unidas).


[1] Es preciso puntualizar que en la historia del pueblo judío, los fariseos, a diferencia de los saduceos y samaritanos, asumían, junto a la Toráh escrita, la llamada “Toráh oral”. Sin embargo, es interesante considerar el punto de vista fariseo al respecto. Por ejemplo, el Rabino Jacob Neusner en su popular obra Un Rabino habla con Jesús, reaccionando a lo dicho por Jesús, según lo registra Mateo 15.10-20, defiende la tradición oral, específicamente la de lavarse las manos antes de comer, en los siguientes términos: En primer lugar, Jacob Neusner reconoce que la norma de lavarse las manos se aplicaba a los sacerdotes, quienes participaban de las cosas sagradas del altar. También reconoce que estas normas se aplicaban incluso a las mujeres y los hijos de los sacerdotes en la casa. Luego, Neusner afirma que no hay nada en la Torá escrita que insinúe que la persona común, que no era cerdote, tuviera que asumir las reglas de santidad que eran específicamente para los sacerdotes. Pero, ante la pregunta ¿Por qué tendría la gente que lavarse las manos al comer si no son sacerdotes en el templo o en la casa? Jacob Neusner responde: cuando una persona adopta en la vida diaria las normas de santidad establecida en la Toráh para los sacerdotes, se está comportando como parte de una comunidad sacerdotal y como si todos los lugares de la tierra santa fueran tan santos como el Templo. La cuestión, pues, es que cuando se siguen estas normas, que la Toráh escrita establece para el lugar santo, se actúa como si todos los lugares fueran santos. En conclusión, la norma de los fariseos de lavarse las manos antes de comer, en lugar de fundamentarse en una razón o argumento pernicioso para violar un mandamiento asumido con carácter divino, se sustentaba más bien en una profundización de la Toráh escrita. Personalmente creo que los cristianos podemos aprender mucho de esta concepción de los fariseos, pues así comprenderemos mejor cómo nuestros compromiso con Dios traspasa los momentos de culto y debe afectar toda nuestra manera de vivir (compárese 1 Pedro 1.15). Finalmente no podemos olvidar que la corriente del judaísmo que pudo sobrevivir a la destrucción de Jerusalén en el año 70 es precisamente la de los fariseos. Luego, se ha podido reconocer y establecer la influencia de la liturgia de la sinagoga en la liturgia cristiana. Además, la misma forma de argumentación usada por los fariseos para asumir algunas normativas que no estaban en la Toráh escrita, ha sido desarrollada y aplicada por los cristianos en diversas circunstancias históricas y en diversos aspectos de la doctrina y la ética cristiana.
[2] Luego hay que precisar también de qué corriente de la llamada “doctrina apostólica” se está hablando, por ejemplo, la de corte paulino, la petrina, la juanina, la que se percibe en los sinópticos, etc. Considérese, por ejemplo, lo que Pablo le dice a los de Galacia, en Gálatas 1.8: Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema”. Finalmente, hay que decir leyendo con atención a Hechos 15, se perciben, en cierta forma, tres corrientes, la representada por Pedro, la postulada por Pablo y Bernabé, y la sustentada por Jacobo.

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XII)    Una traducción acertada de 2 Timoteo 3.16 obliga a repensar también la interpretación de otros textos bíblicos relacionados

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XIV)   ¿Por qué utilizar la figura de «el cuervo» para invitarnos a confiar en  Dios?

XV)    ¡Danos! ¿el sustento de hoy, o el de cada día?              


2 comentarios:

  1. Es un excelente articulo, creo que la tradicion tal como afirmas; como elemento de transmicion de concimiento en si no es negativa; pero cuando lo que transmite es el capricho o costumbres particulares que buscan igualarse a ley de Dios, entonces es negativa. Asi podemos citar la situacion de los curas, no siempre fue asi. Pero se ha convertido en una ley que se iguala a la de Dios llevando a cometer pecado a miles de sacerdotes.

    GUILLERMO

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  2. Si te refieres a la ley del celibato obligatorio te recuerdo que esa es simplemente una disciplina eclesiástica que no siemmpre ha existido en la iglesia católica y que, como disciplina, en un momento determinado puede cambiar. Por lo tanto no es una ley equiparable a la de Dios de ninguna forma. Además el mismo apóstol Pablo recomienda quedarse célibe aunque no obliga a ello. Quien es ordenado sacerdote acoge esa norma eclesiástica libremente. Si no se puede asumir el celibato entonces no pidas ser ordenado sacerdote. Te recuerdo igualmente que esta misma norma no se aplica de la misma manera en la iglesia católica de rito oriental (en comunión con Roma), que permite el matrimonio al sacerdote si ya estaba casado antes de ser ordenado sacerdote. Por otra parte, comete pecado quien es célibe como el que no lo es. El pecado acompaña todos los estados de vida. No olvidemos los innumerables casos de pastores protestantes que cometen pecado con otra mujer, pecado de adulterio, o con prostitutas. El pecado no acecha al célibe solamente sino a todos los estados de vida.

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